Esmeralda Arosemena: “La prioridad de mi mandato es estar con las víctimas”.
En el aniversario de los 60 años de la CIDH, la presidenta de la Comisión habla sobre los desafíos de la organización en el contexto actual, las crisis de Nicaragua y Venezuela, y también sobre su especialidad: los derechos de niños, niñas y adolescentes.
“Hablar de derechos humanos es hablar de la dignidad de cada uno de nosotros, es la dignidad del ser humano. Y cuando uno habla de la dignidad humana, de lo que estas hablando es del valor de la gente”. Es así como la panameña Esmeralda Arosemena, la nueva Presidenta de la CIDH define la importancia de la defensa de los derechos humanos.
En una entrevista exclusiva para la inauguración del sitio “Canal CIDH”, la nueva Presidenta habla de los desafíos de su mandato en el momento que la Comisión cumple 60 años de creada. Arosemena explica que la prioridad de la CIDH es estar cerca de las víctimas de violaciones de derechos humanos. “Las víctimas son el centro de nuestro trabajo en su conjunto, con la importancia que tiene nuestro trabajo con los Estados en un compromiso de coadyuvar en la búsqueda de las mejores respuestas”.
Sobre las crisis en Venezuela y Nicaragua, la Presidenta dice que deben resolverse por intermedio del diálogo: “Tenemos que fortalecer nuestras herramientas dirigidas precisamente a optimizar el dialogo. No hay otra forma donde los seres humanos pueden e deben encontrar la solución a sus dificultades y conflictos”.
Arosemena fue magistrada del Tribunal Superior de Infancia y Adolescencia en Panamá y es responsable por la Relatoría sobre los Derechos de la Niñez en la CIDH. Para ella, una de las demandas más urgentes en este tema es que los Estados identifiquen que es necesario contar con un Sistema de Protección Integral de niños, niñas y adolescentes. “Tenemos que cuestionar las autoridades: ¿en su país hay un Sistema que funciona para asegurar derechos? ¿O sólo hay respuestas reactivas cuando ya el derecho fue violentado?”.
Sobre el tema del encarcelamiento de niños y adolescentes, la Presidenta cree que no es la mejor manera para enfrentar la criminalidad: “Es una respuesta que yo he evaluado siempre como engañosa, porque ya se sabe que no es efectiva: aumentar las penas y rebajar la edad de responsabilidad penal, pero la experiencia indica que la criminalidad no se resuelve de esa manera”.
Arosemena también habla sobre la crisis migratoria y cómo ha afectado a los niños, niñas y adolescentes: “La migración ha representado para este grupo de la población una multiplicación de las violaciones de sus derechos. (…) Pero muy particularmente quiero hacer un énfasis en la protección que las niñas y adolescentes necesitan en ese proceso de migración, donde son exploradas, víctimas de abuso, violencia, marcando para siempre sus proyectos de vida, o lo que es peor, destruyendo sus proyectos de vida”.
Lea la entrevista completa:
Usted asume la presidencia de la CIDH en el año en que la comisión cumple 60 años. ¿Cómo evalúa la relevancia y los desafíos para la CIDH en el contexto actual? ¿Vivimos un momento de especial retroceso en materia de derechos humanos? Si es así, ¿cómo piensa usted que es posible revertir esa situación?
60 años de la existencia de Comisión Interamericana de Derechos Humanos es la prueba del éxito, de la eficacia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Peligros, desafíos, particularmente en el retroceso de asegurar derechos, de cumplir con derechos. Creo que la ciudadanía de todos nuestros países del continente tiene que tener una visión clara. Hablar de derechos humanos es hablar de la dignidad de cada uno de nosotros, es la dignidad del ser humano. Y cuando se habla de la dignidad humana, de lo que estas hablando es del valor de la gente. Y yo creo que todos los ciudadanos, todas las autoridades, organizaciones, instituciones, deben poner de frente la condición del ser humano. Ese es el centro de la humanidad: las personas.
¿Cuáles deben ser las prioridades de la Comisión? ¿Cuáles son los objetivos que usted espera lograr durante su mandato?
Las responsabilidades de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos son muchas, pero están consagradas en los instrumentos interamericanos que, como pueblos, Estados, gobierno, nos hemos comprometido. Allí están plasmados cuáles son esos compromisos. Pero yo me tengo que centrar en la importancia que tiene el reconocimiento de todos y todas como titulares de derechos. Cuesta porque hay muchas circunstancias, condiciones en cada uno de nuestros países que puede verse en juego el cumplimiento de los derechos. Por eso las prioridades que tenemos como mandato es estar con las víctimas. Reconocer que son el centro de nuestro trabajo en su conjunto con la importancia que tiene nuestro trabajo con los Estados en un compromiso de coadyuvar en la búsqueda de las mejores respuestas. Los logros para el año 2019: poder alcanzar el uso de nuestras herramientas, de soluciones de conflictos, de las peticiones, una respuesta pronta, oportuna. Porque demandamos a los países que haya un plazo razonable en las respuestas del sistema de justicia. La Comisión tiene que tener también una respuesta oportuna, en un plazo razonable, a todas las peticiones y demandas que lleguen a la Comisión.
¿Cómo ve usted la capacidad de respuesta oportuna y el uso de mecanismos especiales o herramientas innovadoras de la CIDH en momentos de crisis generalizadas, como las de Venezuela y Nicaragua?
Precisamente lo que hoy hemos podido alcanzar en esta integración de la Comisión Interamericana, 4 mujeres y 3 hombres, es una reestructuración de la institucionalidad que proyecta un orden, programación, planificación, utilizando de la manera más óptima todos los recursos, pero particularmente el recurso humano. Y hemos tenido la oportunidad de utilizar herramientas novedosas. Hay una experiencia muy importante con México, Ayotzinapa, nuestro trabajo de apoyo al Estado. Hoy tenemos la experiencia de Nicaragua y Venezuela y la respuesta que tenemos del uso de estas herramientas de seguimiento está muy dirigida a la ciudadanía, a las personas de estos países que en un momento de crisis necesitan de apoyo internacional de una institución como la nuestra que tiene la responsabilidad de promover el acercamiento de las partes en el marco de sus funciones para establecer un diálogo. Nosotros tenemos que fortalecer nuestras herramientas dirigidas precisamente a optimizar el diálogo. No hay otra forma donde los seres humanos pueden e deben encontrar la solución a sus dificultades y conflictos.
¿Cuál es la expectativa sobre la reanudación del diálogo entre el Gobierno y la oposición en Nicaragua, teniendo en cuenta que el Gobierno continúa deteniendo a opositores?
Es una situación compleja, difícil. Cuando uno habla del diálogo, algunas de las partes pueden decir: ¿pero con quién voy a dialogar si no quieren dialogar, no hay interés? Y lo que un diálogo exige es que las partes tengan una consciencia muy clara de escuchar al otro, identificar cuál es el planteamiento del otro. Va a depender precisamente de esa capacidad de diálogo, de reconocerse ambas partes como actores fundamentales para salir adelante frente a una crisis.
Usted fue magistrada del Tribunal Superior de Infancia y Adolescencia y es responsable por la Relatoría sobre los Derechos de la Niñez en la CIDH. ¿Cuáles son las demandas más urgentes en este tema?
En el tema de los derechos de los niños, niñas y adolescentes todavía la sociedad es “adultocéntrica”, es decir, nuestra visión del mundo es la visión de los adultos, los adultos son los que establecemos las reglas de convivencia. Nos falta un reconocimiento de la respuesta a la primera pregunta. ¿De qué hablamos cuando hablamos de derechos humanos? Hablamos de la dignidad de las personas. Reconocer que los niños, niñas y adolescentes tienen dignidad, son titulares de derechos, y que los adultos estamos obligados a garantizar que ese ejercicio de sus derechos sea responsable y razonable. Esa es la formación que tenemos que dar a la niñez y adolescencia. El principal reto es que los Estados identifiquen que es necesario contar con un sistema que garantiza la protección integral de los derechos. Tenemos que cuestionar las autoridades: ¿en su país hay un sistema que funciona para asegurar derechos? ¿O sólo hay respuestas reactivas cuando ya el derecho fue violentado?
¿Cuál es su evaluación sobre el tema de encarcelamiento de niños y adolescentes? ¿Cuál es la posición de la Comisión sobre las legislaciones que disminuyen la edad de responsabilidad penal por debajo de los 18 años?
Ese es un tema con el que he batallado toda mi vida y vuelvo a hacerlo desde el enfoque de cómo la sociedad adulta se relaciona con niños, niñas y adolescentes. Cuando la respuesta de los gobiernos para enfrentar la criminalidad es esa, el grupo objetivo que inmediatamente se coloca en el discurso de la seguridad es el grupo de los adolescentes. Y con una respuesta que yo he evaluado siempre como engañosa, porque ya se sabe que no es efectiva: aumentar las penas, rebajar la edad de responsabilidad penal, y la criminalidad no se resuelve con eso. Hablar de la responsabilidad de los adolescentes implica que hay que hacer un reconocimiento de qué ha pasado en la vida de esos muchachos que entran en contacto con la ley penal. Normalmente este discurso lo que esconde es precisamente la falta de efectividad en la respuesta que nos corresponde dar como sociedad adulta.
¿Cómo la crisis migratoria regional en Centroamérica ha afectado a los niños y adolescentes específicamente?
Bueno, la situación de los migrantes y el fenomeno de la movilidad humana, creo que hoy es uno de los grandes retos que tienen los países; y que a la vez constituye un gran reto para la Comisión. La migración ha representado para este grupo de la población, niños, niñas y adolescentes, una multiplicación de las violaciones de sus derechos. Tenemos que condenar estas condiciones infra humanas en las que están viviendo los niños y niñas migrantes. Las muertes de estas criaturas, la falta incluso de identidad, condiciones de apátridas porque mujeres que salen y dan a luz en el país de tránsito y que coloca la niñez en un estado realmente de desprotección. Pero muy particularmente quiero hacer un énfasis en la protección que las niñas y adolescentes necesitan en ese proceso de migración, donde son exploradas, víctimas de abuso, violencia, marcando para siempre sus proyectos de vida, y lo que es peor, destruyendo sus proyectos de vida.
Usted ha estado en México ahora para entregar un nuevo plan de acción para el caso de Ayotzinapa. ¿Cuáles son las expectativas para aclarar este caso después de casi cinco años?
Tengo una fuerte esperanza, que veo traducida en acciones, la posibilidad de encontrar a los muchachos. Creo que es la gran expectativa que tienen los padres, madres, amigos de estos chicos que fueron desaparecidos. Entonces encontrarlos, saber la verdad, y tomar las acciones necesarias para responsabilizar los culpables es la prioridad.
En este mes el incendio en el Hogar Virgen de la Asunción, en la Ciudad de Guatemala, que ocasionó la muerte de 41 niñas, cumplió 2 años. ¿Cómo ha seguido la comisión el caso desde entonces?
Un caso doloroso. Un caso realmente que no debió pasar. La Comisión dictó una la medida cautelar para ese asunto, que lamentablemente no alcanzó la respuesta positiva. Hoy continúan las investigaciones. Creo que es muy importante que el sistema judicial de Guatemala tenga presente precisamente lo que representa la protección del derecho a la vida de estas 41 niñas que murieron en condiciones lamentables, en un suceso que pudo realmente evitarse. También nos preocupa, y esto está en nuestro seguimiento, la atención que hoy están recibiendo las víctimas sobrevivientes y los familiares de estas niñas que perdieran la vida. Estamos en un monitoreo de esta situación y esperamos que la Justicia de Guatemala alcance efectivamente a dar justicia con el conocimiento de la verdad de los hechos respecto de esas víctimas.
¿Cuál es su evaluación sobre los casos de feminicidio en la región y cómo la Comisión ha tratado el tema?
La muerte de mujeres de forma violenta por nuestra condición de mujer. Es lamentable que a pesar de los avances que se han dado, de todas las leyes que han sido dictadas en la región para atender la situación de la violencia contra la mujer con el resultado muerte, que es el caso, no tenga la efectividad. Porque en el trasfondo hay una condición estructural en la sociedad que durante siglos ha aceptado que la mujer es un objeto de propiedad. Normalmente cuando hay la muerte de una mujer por su condición de mujer, la razón está en la relación de poder, de sometimiento. Y cuando no se somete, bueno, se mata. La Comisión ha abordado el tema en los informes de la Relatoría de los Derechos de las Mujeres, para identificar precisamente cuáles son los estándares interamericanos que tenemos la obligación de promover y de los Estados considerar en el desarrollo de todas las actividades dirigidas a la protección de la vida de las mujeres.
¿Sobre el tema de memoria, verdad y justicia, cuál piensa que es la mejor manera de tratar el tema? ¿Es necesario condenar judicialmente a los perpetuadores de crímenes contra la humanidad?
Memoria, verdad y justicia. Esa es una fórmula desarollada en los países que han vivido esas desgracias de persecución, muertes, torturas, y es muy positivo que busquen la satisfacción de las víctimas y promover que los hechos ocurridos no sean negados; que estén allí para que la humanidad comprenda que son hechos que no se pueden repetir. Las personas requieren frente a hechos realmente oprobiosos, donde el ser humano es reducido a nada, que esa verdad se conozca, que se sepa lo que pasó y quiénes son los responsables de esos hechos. Entonces la Justicia, que quizás es el punto más conflictivo para recorrer, para la justicia transicional, lo que se busca no necesariamente como resultado es que se imponga al represor la pena de muerte o la cadena perpetua. Que haya justicia significa que, por haberse conocido la verdad, aceptarse la responsabilidad, las víctimas estimen entonces que se hace justicia. Que haya un reconocimiento que los hechos ameritan precisamente una respuesta del Estado. No es la condena o no condena, es la forma como garantizamos esas tres palabras que frente a crímenes contra la lesa humanidad son muy importantes: memoria, verdad y justicia.
¿Cuáles son los principales aportes de la CIDH a lo largo de estos 60 años?
Los más importantes logros en 60 años fueron:
1. Impulso con algunos Estados de la creación del órgano jurisdiccional complementario para el SIDH surge así la Corte y juntos han establecido los estándares interamericanos para la defensa y protección de los derechos humanos a través de sus distintos mecanismos y herramientas de actuación;
2. Constituyo el primer organismo internacional donde las victimas podrán presentar sus denuncias;
3. Es pilar fundamental para el fortalecimiento de la democracia y el Estado de Derecho como fiscalizador de los derechos y promotor de las leyes para la defensa de los y las ciudadanas;
4. Hoy las Relatorías temáticas han desarrollado una ruta de prioridades para atender los grupos que enfrentan situaciones de vulnerabilidad para la efectividad de sus derechos;
La Comisión está reconocida como un ente con una gran incidencia en el hemisferio, abordando situaciones de crisis con presencia en terreno para coadyuvar con las soluciones pacíficas y el respeto irrestricto a los Derechos Humanos.