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La saga de Yaisah Val, una de las primeras mujeres en asumirse transexual en Haití

La haitiana y su marido luchan por los derechos de la población transgénero en el país caribeño

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Faltaban tres días para el matrimonio en Puerto Príncipe, Haití, cuando Yaisah Val resolvió contar al novio, Richecard, que era una mujer transexual. Por experiencias pasadas, Yaisah imaginaba dos posibles reacciones: él podría desistir del matrimonio u optar por mantener la información en secreto, ya que ella aparentaba ser una mujer como otra cualquiera.

Richecard, hijo de un pastor, primero pensó que era una broma. Después fue a buscar en Internet lo que significaba ser transexual. Tomó unos días para comunicarle su decisión: "Vamos a continuar juntos. Usted es la persona que amo y necesita liberarse de esa prisión ".

Él entonces tomó el teléfono y comenzó a contar la noticia sobre la novia a los familiares, que reaccionaron de la peor manera posible. Yaisah, sin entender el comportamiento, preguntaba si el futuro marido se había enloquecido:"Le he contado a todo el mundo porque consideré que mantenerlo en secreto daría a los demás un poder sobre mí. Y yo soy así: si creo en algo, lo digo en la cara ", explicó Richecard.

Yaisah es una de las primeras mujeres transexuales en asumirse públicamente en Haití como tal, país donde siempre ha vivido, y decidió que lo haría hace un año, en su cumpleaños de 45 años. Fue a la televisión nacional, a la radio y creó un canal de Youtube.

Desde entonces ella y su marido empezaron a ser buscados por cientos de mujeres transgénero pidiendo su ayuda. La mayoría son jóvenes que viven en la calle y se prostituyen. La pareja hoy se dedica a desarrollar proyectos dirigidos a la población transexual del país caribeño, de generación de empleo, vivienda, asistencia psicológica y médica.

"Hasta donde la memoria alcanza, Yaisah siempre se sintió mujer. Cuando era niño, escribía cartas a papá noel pidiendo ser una niña."

"Cuando hablan en Haití piensan en la pobreza, en el hambre, en crisis política, pero no en los transgéneros. Entonces imagina lo que es pasar por ese infierno personal en el proprio infierno. Los recursos para educación y salud son escasos en Haití y luchar por ellos desde el exterior es muy difícil. Me preguntan por qué estoy hablando de los trans si hay tanta gente pasando hambre en la calle. Los trans estan peores que ellos, porque nadie los ve, no tienen voz, no existen ", dice Yaisah. "Una de nuestras mayores dificultades aquí es la iglesia, que se vende como propagadora del amor, pero en realidad esparce el odio e incita agresiones contra nosotros".

La pareja estaba dispuesta a enfrentarse a lo necesario. Esperaban ataques violentos, pero al convertirse en figuras públicas también ganaron fans. Yaisah suele ser abordada en la calle para tomar fotos, recibir elogios y agradecimientos.

Richecard, por otro lado, dice que es constantemente amenazado. "Me amenazan con matarme a tiros, quemarme vivo, no es fácil. La violencia en Haití fuera de la comunidad LGBT ya es altísima. Y hay un senador que dice que ser gay es ilegal y ahí toda la población desinformada cree que puede hacer con la gente lo que quiera. Es un riesgo constante de asumirse como persona trans en Haití. No se puede saber lo que va a suceder, tenemos que estar atentos las 24 horas del día ".

Y ese no fue el primer obstáculo enfrentado por la pareja. Antes del tema de transexualidad, ya habían sufrido la discriminación de amigos y familiares debido a que Yaisah tiene casi el doble de la edad de su novio. Cuando empezaron a salir, él a sus 24 de edad y ella con 43, prefirieron apartarse de los amigos de Richecard.

Hasta donde la memoria alcanza, Yaisah siempre se sintió mujer. Cuando era niño, escribía cartas a papá noel pidiendo ser una niña. Pero fue sólo a los 29 años que la haitiana se presentó como mujer por primera vez. Era Carnaval. Se dejó el pelo crecer y lo trenzó. Estaba en un autobús en camino a una fiesta cuando un hombre le vino a hablar y le preguntó cómo se llamaba. Yaisah respondió su nombre masculino y él no entendió: "Pero tú eres tan bonita, ¿por qué te llaman así?".

"Yo no creía. ¡Él me estaba tratando como una mujer! Él pasó el resto del día conmigo, protegiéndome, y me sentí como una cenicienta en el baile ", cuenta ella. Pasaron los tres días siguientes juntos y después de eso, maravillada, ya no conseguía seguir la vida como antes: "No podría volver a vestir traje y corbata e ir a trabajar". Faltó durante una semana en el trabajo y continuó saliendo con el chico, hasta que llegó el momento en que harían sexo por primera vez y ella se sintió obligada a contar que era transexual.

Del momento, Yaisah sólo recuerda los gritos de horror y el primer golpe. Terminó en el hospital.

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"Fue allí, presa a una camilla y entubada, que Yaisah miró en la televisión del cuarto la entrevista de una mujer que había nacido hombre. En ese momento entendió lo que era ser transexual por primera vez."

Después de eso decidió que comenzaría la transición de género, período en el que comienza a portarse y vestirse como mujer, tomar hormonas y planear la cirugía de cambio de sexo.

Hizo las maletas y partió a la República Dominicana con los dos hijos que tuvo cuando aún vivía como hombre. Se alejó del resto de la familia y de cualquier otro conocido por 3 años.

"Cuando me visitaron, ya tenía una apariencia muy diferente. Mi abuela fue la primera en ir y no me reconoció. Entró en la casa y preguntó por mí. Yo respondí que era yo misma y ella fue súper receptiva. Dijo que estaba bonita. Nunca me juzgó por eso. Mi madre dijo que era como si la antigua versión de mí hubiera muerto. Entonces tuvieron que vivir el luto y luego aceptarme. Hasta hoy están en ese proceso. Algunos hermanos y primos nunca más hablaron conmigo. Perdí a muchos amigos ", cuenta.

El mayor temor de Yaisah era cómo los hijos reaccionarian a la noticia. Pero, según ella, a pesar del choque inicial, el acontecimiento sólo los acercó. "Siempre los crié de mente abierta, mi mejor amigo de la época y padrino de ellos era gay". En la escuela, la menor de 9 años, adoptada con Richecard, se enorgulle de ser la única niña con una madre transexual.

Como muchos transexuales, Yaisah pensó que era gay. Se declaró como tal en la universidad y se sumergió en la comunidad gay. Después de algún tiempo entendió que era diferente - no le gustaba el propio cuerpo, no era un hombre. Se sintió aún más aislada, entró en una depresión profunda e intentó suicidarse. Tomó medicinas con alcohol y encendió el gas de la cocina. Fue salvada por un vecino que rompió la puerta y la llevó al hospital.

Fue allí, presa a una camilla y entubada, que Yaisah miró en la televisión del cuarto la entrevista de una mujer que había nacido hombre. En ese momento entendió lo que era ser transexual por primera vez. "Fue un clic. Descubrí quién era ".

La falta de conocimiento sobre la transexualidad alcanza también a la clase médica. Hace unos 5 años Yaisah fue a un ginecólogo en Haití. Informó que era una mujer transexual y comenzó a ser examinada. La médica entonces la preguntó cuando había sido su última menstruación. Yaisah, confusa, repitió que era una mujer transexual. La ginecólogía después le preguntó si había retirado el cuello del útero quirúrgicamente y, una vez más, la paciente respondió que era transexual. "Está bien, ya lo has dicho tres veces, pero ¿qué significa eso?", Preguntó la médica. Al oír la respuesta, quedó en shock.

Sin decir nada, ella salió de la sala y volvió con otros tres compañeros. Todos se aglomeron alrededor de Yaisah para examinarla. "Me quedé histérica, me sentí muy violada. Ellos se quedaron mirando mi vagina, admirados. Me habían convertido en una página de google, dejé de ser un ser humano ".

"Muchos dicen que es una locura que nos quedamos en Haiti, pero si no es parte de la solución, es parte del problema. Aquí está mi casa."
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Después de la cirugía y completa la transición, Yaisah todavía se sentía distante de los demás. Tenía varios amigos, frecuentaba la iglesia, pero guardaba en secreto su transexualidad.

"Yo era respetable como esposa, madre, pero si alguien sabía de eso yo perdía esa aprobación. Era muy difícil vivir así. No importa el nivel de instrucción que tengas, cuán hermosa eres, cuán rico eres ... es como ser negro. No importa si usted es Barack Obama, usted sigue siendo negro y la gente siempre va a mirar eso en usted. Soy una mujer, negra, haitiana, trans. No aguantaba más cargando todas esas etiquetas difíciles. Sólo quería ser Yaisah. Por eso decidí asumirlo públicamente. Ahora soy libre ".

Para Richecard los cambios también fueron grandes. Rompió con la mayor parte de su familia, antiguos amigos y compañeros de trabajo. Dice también que aprendió mucho sobre la comunidad LGBT, asunto sobre el que no sabía nada: "Yo era homofóbico, probablemente transfóbico también sin saber lo que era eso. Lo que puedo decir es que nunca me arrepentí. Aprendí tanto. Ahora sé que además de mis necesidades, de mi mundo, hay tantos otros valores que yo no conocía.

El principal proyecto de la pareja ahora es la administración del primer refugio para la población trans de Haití, creado hace dos meses, en el que ofrecen vivienda, alimentación, tratamiento para el VIH y educación sexual para prevenir la enfermedad.

A pesar del fuerte conservadurismo del país y de la resistencia a las banderas LGBT, no piensan en salir de Haití. "Muchos dicen que es una locura que nos quedamos, pero si no es parte de la solución, es parte del problema. Aquí está mi casa ", dice Yaisah.

*Yaisah Val participó de la audiencia pública sobre personas LGBTI en el 169° Período de Sesiones en Boulder, Estados Unidos, en octubre de 2018.

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